María Dolores Valdearenas, la mujer que comenzó a trabajar en la sierra de Mecina Bombarón a los once años
Maduró muy pronto para ayudar a su familia labrando la tierra y pastoreando y por ello apenas tuvo adolescencia
Su infancia transcurrió trabajando. María Dolores Valdearenas Asenjo es una mujer de La Alpujarra muy trabajadora y de una buena familia. Ella nació en Mecina Bombarón el día 26 de febrero de 1959. Su padre se llamaba Juan José y su madre Dolores. María Dolores tiene dos hermanas, Amalia y Remedios, y un hermano, Javier. Poco tiempo pudo ir a la escuela de día porque como era la mayor tuvo que ayudar a su familia a salir adelante. María Dolores maduró muy pronto. Apenas tuvo adolescencia. Con solo 11 años de edad María Dolores empezó a trabajar en el campo sembrando habichuelas, garbanzos, trigo, cebada, etcétera. El cortijo que labraban era a renta. Después tuvieron una finca propia. María Dolores aprendió también corte y confección en el taller de Dolores, la mujer de Antonio ‘El Electricista’. También asistió a la clase cuando el tiempo se lo permitía con la maestra doña Filomena para poder aprender más. Sus padres se esforzaron mucho para que su hija aprendiera a leer, escribir y hacer cuentas.
Cuando María Dolores era muy joven iba todos los domingos a misa que era por la tarde y a las nueve de la noche tenía que volver a su casa después de dar un pequeño paseo con sus amigas desde un poco más debajo de la ermita de las Ánimas Benditas hasta la ermita de la Virgen de los Remedios. En aquel tiempo estaba muy mal visto que las mujeres entrasen en las tabernas y bares. A esta entrañable y admirable mujer la comenzó a pretender Luis Antonio Valdearenas Peña cuando ella tenía 20 años. Cuando el pidió la entrada, como se estilaba antes, se la dieron enseguida porque el padre de María Dolores y su futuro esposo se conocían desde siempre ya que eran primos hermanos. Un año después se casaron. Estuvieron de viaje de novios una semana en Almería y Málaga, donde realizó Luis Antonio el servicio militar. Antes de casarse Luis Antonio trabajó en Alemania y Cataluña.
María Dolores y Luis Antonio comenzaron su andadura matrimonial trabajando duramente en el campo. Sembraron habichuelas para verdearlas y comprobaron que aquello no daba para poder vivir porque valían poco. Entonces Luis Antonio se animó y cambió la agricultura por una manada de 36 cabras. Pasado un tiempo esta familia llegó a tener más de medio millar de cabezas de ganado. El ordeño lo tenían que hacer a mano. La suegra de María Dolores la enseñó a hacer queso. Esta familia casi toda la noche la pasaban trabajando. Por la mañana María Dolores también tenía que vender leche ‘litreá’ a muchos vecinos de Mecina Bombarón. Otros ganaderos tenían vacas y también vendían leche. Los quesos de María Dolores se vendían muy bien. Los hacía hasta de 2 kilos de peso. También vendía requesón. El día que se casó su hermana Amalia hizo 11 quesos antes de la boda para satisfacer a sus clientes. Y claro, ni ese día pudo parar y descansar la incansable María Dolores. Hace dos lustros dejó de hacer queso esta mujer.
Ahora el marido de María Dolores sigue pastoreando ovejas en la sierra de Mecina Bombarón. Cambió cabras por ovejas. Varias cabras siguen en la manada. Los perros pastores no faltan porque ayudan mucho al pastor y les prestan compañía. María Dolores ha ayudado mucho a su marido en el pastoreo para que él pudiese atender la finca de labranza. María Dolores tiene tres hijos: Luis, Oliver y Miguel, y dos nietas y dos nietos (la última nieta ha nacido el día 2 de febrero de este año). María Dolores es muy católica y siente mucha devoción por el Santo Cristo de la Yedra, patrón de la cercana localidad de Válor. Una vez un coche atropelló a su hijo Oliver cuando tenía 4 años y ella le pidió al milagroso Santo Cristo de la Yedra que si sanaba se gastaría 50.000 pesetas de las de antes en cohetes y como se curó el chiquillo cumplió la promesa y fueron prendidos en las fiestas del día de San Miguel, patrón de Mecina Bombarón. La enorme traca estaba compuesta por cerca de 400 cohetes.
María Dolores y su marido han realizado un ramillete de viajes con otra gente acompañados por el párroco. Han visto Galicia, Asturias, Roma y Jerusalén. En Jerusalén tuvieron que volver a España enseguida por culpa de la pandemia. También esta mujer canta los salmos en la iglesia. Además pertenece al coro y se encarga de muchas tareas del recinto religioso, entre ellas, hacer tocar las campanas desde hace 7 años. Dos hijos de María Dolores son labradores en la sierra, concretamente en el paraje ‘La Isla’, también llamado ‘El Cerranjoncillo». Allí también pastorea su progenitor porque le encanta el ganado y estar en plena naturaleza. María Dolores sube con su vehículo para ayudar, llevar las viandas y estar con los suyos. María Dolores adora su terruño como el que más y la vida de pueblo. No lo cambiaría por nada del mundo.
Fuente ideal.es
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