Las mujeres bordadoras de Yegen ya tienen sus ‘Huellas’ en el pueblo
El proyecto HUELLAS de la Diputación de Granada ha llegado a Yegen, para rescatar a mujeres que fueron referentes en décadas pasadas, y rendir homenaje de forma colectiva a todas las mujeres. En Yegen el homenaje se ha centrado en las mujeres bordadoras, “aquellas que hicieron del bordado de tul un oficio, y aquellas otras que, ayer y hoy, bordan su vida con puntadas de entrega, esfuerzo, cuidados y mucho amor, a su tierra y a sus gentes”, como explica uno de los paneles instalados para reflejar los resultados del taller.
La concejala de Igualdad y primera teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Alpujarra de la Sierra, Rocío Castillo, y la diputada provincial de Igualdad en funciones, Mercedes Garzón, han clausurado este jueves el taller HUELLAS, en el que han participado las mujeres de Yegen. Y han inaugurado la exposición de los trabajos realizados en el taller. Han asistido también el concejal de Cultura y Turismo, José Antonio Murcia, y la concejala de Servicios Sociales, Marta María Sánchez, además de Loli Cobo, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres de La Alpujarra.
En el proyecto, que recupera y pone en valor la figura de mujeres del pueblo que marcaron la vida local, han colaborado la Asociación de Mujeres El Nacimiento de Yegen y la Asociación de Mujeres El Castañar de Mecina Bombarón, localidad en la que también ha puesto en marcha esta iniciativa. Matilde Ruiz, Carmen Vázquez y Conchi Mingorance, como representantes de las asociaciones, han participado también en la clausura del taller.
En el taller se ha reinterpretado artísticamente la tradición ancestral de bordar, y las mujeres han elaborado un gran bastidor que ya ocupa el espacio público y en el que “con cada puntada, se han zurcido las heridas que marcaron las historias de resistencia, resiliencia y recuperación de las mujeres de Yegen”.
Durante décadas, las mujeres salían al fresco a bordar velos; era el momento para compartir y disfrutar en una actividad que era exclusiva de las mujeres. Los velos los traían las “corsarias” de Cádiar en la Alsina. Los “ajuares” también los cosían en la puerta de la calle, aunque había quien los ocultaba para presentarlos en la habitación de la novia antes de la boda.
Como recuerdan los paneles informativos, elaborados a partir de las narraciones de las mujeres de Yegen, “se bordaban picos, goyescas y mantillas, dependiendo del uso que se le diera al velo. el pico para ir a misa, la mantilla para la novia y la madrina, y la goyesca para las celebraciones”. Los motivos solían ser florales.
Con estas labores las mujeres crearon espacios de socialización, redes de apoyo y aprendizaje en las que las mayores transmitían su experiencia a las más jóvenes. Contribuían al sostenimiento de sus familias, generando una economía propia “de mujeres” en un momento en el que el trueque era la moneda de cambio más habitual en el pueblo.
Las mujeres recuerdan que los velos se empezaron a perder en los años 80 del siglo pasado, cuando “se empezó a sembrar la habichuela verde, que se convirtió en la economía principal de Yegen”.
El proyecto HUELLAS de Yegen ha servido para reflexionar sobre cómo se habitaban los territorios, sobre la necesidad que tenían las mujeres de ocupar los espacios públicos para resolver los desafíos de una dura vida cotidiana, más desafiante por la situación de aislamiento de la comarca.
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